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SI NO QUEMAS EL PUENTE, TE ODIARÁS LUEGO

Hace un par de semanas, durante la clase de Combatives, estábamos practicando un escenario de Bastón vs. Mano Vacía. En el ejercicio final, había que entrar en el cuerpo a cuerpo —en plan Kamikaze—, atravesando una tormenta de palazos.

El ejercicio no es fácil, en parte porque duele físicamente, pero sobretodo por el reto mental que supone. Te obliga a adentrarte voluntariamente en lo desconocido, puesto que las variantes de cómo puede terminar, son infinitas.

Ver a un alumno, romper la distancia sin titubear, entrar y hacer lo que tiene que hacer, no tiene comparación. Es el resultado palpable de tu trabajo y de tu evolución como profesor.

Ver a un alumno, hacer lo que tiene que hacer, no tiene comparación

Luego, al mirar atrás, me doy cuenta de cuánto han cambiado las clases, y de cuánto he cambiado yo —devienes lo que eres, dicen algunos— desde que empecé a enseñar allá en el 2015.

Del centenar de alumnos que habrá venido, muchos jamás aprendieron a embestir bajo presión. Incluso los que estaban a punto de vencer el miedo, dejaron de venir, algunos por motivos prácticos, otros por motivos emocionales, y otros por temor a un virus que iba a acabar con la mitad de la población.

Y a pesar de que lamento —con algunos— no haberles visto jamás llegar a ese punto, como decía Epicteto: no puedes controlar lo que no depende de ti. Atarse a lo que pudo ser —si ello no depende de ti—, es como poco, una pérdida de tiempo, acaso un absurdo absoluto. La ciencia está pues, en saber lo que depende de ti y lo que no.

RESPONSABILIDAD

Ser profesor de defensa es una gran responsabilidad. Queda por tu parte, tomártelo en serio o no. Puedes enseñar técnicas, decir que funcionan, no arriesgarte jamás a probarlas bajo presión, y pasearte como un rey entre la plebe.

Puedes seguir así toda tu vida. La mayoría de los alumnos, nunca tendrá necesidad de poner en práctica lo aprendido, y los que no se fíen de ti se irán y vendrán otros a reemplazarles. Y que gire la rueda, que esto es un negocio.

Si por el contrario, decides ser honesto —pues asumes tu responsabilidad—, cometerás errores, perderás alumnos y te enfrentarás al dilema de dudar de todo, incluso de lo que te enseñaron a enseñar.

Pues de la misma forma que no aprendes a nadar sin nadar, no aprendes a enseñar, sin enseñar. Debes atravesar un mar de incertidumbre, resbalar no pocas veces, y levantarte de nuevo. Sólo entonces, podrás quemar el puente y seguir adelante.

PASA EL PASADO

Todos hemos cometido errores. De algunos hemos aprendido, otros, están condenados a repetirse una y otra vez. Hasta que quizá, y sólo quizá, aprendamos la lección.

El destino, o los Dioses —llámalo como quieras—, dejan las claves justo delante de nosotros, verlas es nuestra responsabilidad. El problema es que, en el mundo moderno, tenemos la cabeza tan llena de ruido, que pocas veces captamos esas pistas.

Sin embargo, existen personas que, a pesar de no volver a cometer los mismos errores, y ser conscientes de ello, se sienten condenados por estos, como un espectro que habita su interior.

Hay quien, a pesar de no cometer los mismos errores, se siente condenado por estos

Dichas personas tienen una revancha con el pasado. Que a su vez les atosiga incasable, a la espera de un perdón, que no creen merecer.

Por poner un ejemplo más terrenal, en la Defensa Personal, no son pocos los que vienen a aprender a pelear, debido a un trauma por dejarse humillar “sin haber hecho nada”. A veces incluso, no es por algo que pasó, sino que pudo haber pasado.

Pero independientemente de que esto retumbe en tu conciencia o no, todos tenemos algún fantasma rondando por ahí. Por ello, para este nuevo ciclo, quiero compartir contigo este escrito de Jack Donovan, originario de su libro A More Complete Beast:

“Muchos obstáculos en la vida son invenciones —o cuestionables interpretaciones—, que escribimos sobre nosotros mismos, basados en la creencia de que nuestro pasado inevitablemente determina nuestro futuro.

El hecho de que una vez hiciste algo, no quiere decir que estés condenado a repetirlo otra vez, y otra vez, y otra vez. […] No tienes porqué cometer los mismos errores, o manejar las cosas de la misma forma en que lo hiciste hace años o incluso ayer.

Si tu historia deviene un obstáculo, busca su ruina y arrójala como a un despojo. […] Escribe una nueva historia sobre cómo vas a regentar los desafíos del futuro”.

En otras palabras: Quema los puentes que te atan al remordimiento. Deja de pensar en lo que pudo ser y encárgate del ahora. Y jamás olvides, que a la única persona que le tienes que demostrar algo, es a ti mismo.

Feliz Solsticio, Feliz Navidad y Feliz Año.

PD: Si quieres acabar con tus fantasmas, ven a quemar 🔥 puentes con nosotros aquí

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